
Ayer visitamos el pueblo de Kovačica, el cual queda al norte de Belgrado y está habitado por eslovacos que se han dedicado a mantener su cultura e identidad intactas.
Una parte importante de esa cultura es el arte ingenuo que producen sus habitantes, algunos de ellos de edad avanzada. Como parte de nuestra excursión visitamos a la artista Katarína Ďurišová en su propia casa, la cual está llena de su obra: pinturas, cerámicas pintadas a mano, trajes eslovacos tradicionales, paños de cocina, cobertores de mesa, etc. Katarína nos recibió vestida a la usanza tradicional mientras trabajaba en un nuevo cuadro.

Su imagen y el ambiente de su hogar me hicieron sentir no sólamente en otro lugar, sino también en otro tiempo.



Katarína se emocionó mucho cuando el guía le explicó que yo soy de Venezuela..."¡Kassandra!", me llamó mientras me sonreía.


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